domingo, 23 de marzo de 2014

particularidades



Centro cultural museo san francisco la paz - bolivia



El recorrido que realicé comenzó en el museo de la iglesia de San Francisco que se ubica en pleno centro paceño, al finalizar la avenida Mariscal Santa Cruz esquina Sagárnaga. La entrada tiene un costo de 10 Bolivianos para nacionales y 20 Bolivianos para extranjeros. Un guía turístico se encarga de mostrar el museo y la iglesia, relatando la historia de la misma.
La iglesia fue construída el 02 de Agosto de 1549 por el Fray Francisco de los Ángeles.Es una obra Maestra del Barroco Mestizo. El templo y el convento fueron construidos con piedra labrada. A principios del siglo XVIII una nevada destruyó el templo. El templo y el convento actuales, también construidos de piedra labrada, datan de mediados de dicho siglo. La fachada de la iglesia de San Francisco corresponde al estilo barroco. En 1743 se comenzó a construir la nueva iglesia y convento. La torre fue construida en 1885. El interior también de estilo barroco, tiene una planta de tres naves, separadas con bóveda de cañón y cúpula de media naranja, con cuatro ventanas. Se terminó en 1753; la construcción duró 40 años; su retablo es famoso por su tallado en pan de oro. La iglesia también cuenta con una pinacoteca que presenta una valiosa colección de obras artísticas: renacentistas, barrocas, mestizas, neoclásicas. En 1885 se inicia la construcción de su única torre. En 1948 es declarada Basílica  menor.Entre 1950 y 1960 se demuele el convento y se reconfigura el atrio. Entre 1965 y 2005 se procede a la restauración de la Iglesia y el Convento; y parte del convento es habilitado como museo.
Este museo es muy interesante porque guarda varias reliquias de la ciudad, en el recorrido se puede ingresar a la cripta de la iglesia, en la cual se encuentran los restos de varios héroes de la historia nacional como Eduardo Abaroa, Pedro Domingo Murillo, José Ballivián, y de varios Héroes de la revolución del 16 de julio de 1809. También se encuentra en la parte superior del museo la campana con la que los franciscanos llamaron a los indios para que se sumen a la revolución, ésta campana se la conoce como la “campana rajada”.
El museo tiene un claustro en el que los franciscanos se quedaban a hacer oración por el tiempo que ellos deseaban, hasta incluso morían allí adentro.
También se ve en uno de los ventanales que da a la calle, la rajadura producida por una bala lanzada en la Revolución del año 1952, al finalizar se puede recorrer la parte superior y el campanario.
En resumen, visitar este museo me llevó a hacer un recorrido imaginario por la historia boliviana, por todo lo que guarda, la iglesia es una de las más importantes de todo el país por lo que es imprescindible conocerla cuando uno visite la ciudad de La Paz, por su historia, belleza y significado.

Calle Jaén


El segundo día de viaje por la ciudad de La Paz,
me dirigí directamente a la calle Jaén, una de las más famosas de la ciudad, éstas se encuentra en todas la guías de viajes porque es uno de los atractivos más interesantes de todo el país. En realidad es más una especie de pasadizo, el que se encuentra en el casco antiguo de la ciudad, en la zona norte, entrando por la plaza Riosinho. La calle en realidad se llama Apolinar Jaén, y debe su nombre a uno de los mártires de la Revolución del 16 de julio de 1809, este señor era Orureño. Originalmente el callejón se llamaba Cabra-Cancha, el cual desde siempre fue famoso por ser tenebroso por las apariciones constantes de seres y fenómenos sobrenaturales (fantasmas, duendes, almas en pena, ruidos infernales de carruajes tirados por caballos y cadenas arrastradas por el suelo). Pero, sobre todo, resaltaba la presencia de una viuda condenada que seducía a todos los hombres que se recogían borrachos en altas horas de la noche y que al día siguiente aparecían muertos en el piso. Entonces, los vecinos de esta calle, herederos de una arraigada fe católica, decidieron colocar la "Cruz Verde" para ahuyentar a todos estos seres malignos que les daban miedo, aunque hoy se siguen contando esas historias y al pasar se siente ese misterio, yo me acerqué a una señora, dueña de una tienda en plena calle, ya que por ser Domingo todos los museos de la calle sólo abren hasta las 13 horas con excepción del museo de Instrumentos musicales, dicha señora Carola Aliaga muy amablemente atendió a todas mis inquietudes contándome esta y muchas más historias, confieso que me dio un poco de temor pero me parecieron maravillosas todas esas narraciones.
Hoy en día, la calle Jaén, pasa por ser una de las más bonitas de la ciudad de La Paz, con gran cantidad de museos, entre los que destaca:
  • Casa Museo de Pedro Domingo Murillo, mártir de la revolución de 1809
  • Museo Costumbrista Juan de Vargas que muestra maquetas con los eventos históricos y las costumbres del país
  • Museo del Litoral Boliviano, es un testimonio de la guerra que nos costó el mar
  • museo de Metales Preciosos Precolombinos Contiene piezas manufacturadas en oro plata de diferentes culturas precolombinas como la Chiripa, Mollo, Aymara, Tiwanakota, Inca;
También se encuentran cafés para extranjeros como el Etno, que es famoso por una bebida llamada Ajenjo, que es de color verde y según cuentan al tomarla la persona tiene alucinaciones.
Lo que más me gustó fue que todas las casas conservan el estilo colonial, es una de las calles más antiguas de la ciudad que se mantienen intactas.
Así terminé este recorrido, el cual se los recomiendo ampliamente al visitar la ciudad de La Paz, ciudad con muchos más atractivos turísticos y con gente sumamente amable y que se presta a colaborar a los que necesiten conocerla.

caminos magicos


Calle De Las Brujas

Un Viaje Al Misterio Andino 

 Introducción


La Paz es un escenario de múltiples historias, donde el mito y la leyenda perviven en calles, avenidas, zonas y lugares. Uno de estos escenarios místicos es el mercado de Las Brujas, que comprende las calles Santa Cruz, Illampu, Linares y Sagárnaga.

En este mercado se encuentran todo tipo de amuletos y objetos tradicionales, que pueden ser comprados como remedio para los males. Plantas curativas y protectoras, artículos de lucha contra los malos espíritus presentes en la cosmovisión aymara, así como fetos de llama usados para proteger las casas nuevas, están todos en exposición y a la venta junto con otros objetos. 

Historia De La Calle De Las Brujas 

A cuatro mil metros de altura, las ruinas de Tiwanacu desafían al tiempo, mudo testigo de uno de los imperios más grandes de la humanidad.  
El origen de esta ciudad y el recuerdo de su pasado distorsionan la misteriosa desaparición de los llamados ‘hijos del Sol’.   

Sin embargo, no todo ha muerto, ya que desde esa misteriosa tierra se trasladaron hasta la metrópoli, junto con la fe religiosa del conquistador español, las creencias y el misticismo del hombre originario de estas tierras, que hoy se encuentran entrelazados en la llamada Calle de las Brujas, donde pervive aun el culto a lo desconocido.  
En una estrecha y empinada callejuela, empedrada y sin aceras, formada por vetustas y deterioradas casas, esta situada la Calle de las Brujas, en el casco antiguo de la ciudad de La Paz y a espaldas de la Iglesia de San Francisco.

Una calle donde uno entra y viaja, a través de sus tiendas, por la vida ancestral de los pueblos originarios. Visita sus culturas y costumbres, herencia de generaciones pasadas.
Como un regalo a los sentidos, este tramo de la calle Linares huele a devoción por la Pachamama, acaricia la vista con un universo de tentadores tejidos y estampados artesanales, nos llena el alma con los sabores que ofrecen cafés y restaurantes. Es la calle preferida por los turistas.

Como Roberta, una paulista que con su simpático ‘portugol’ y algunas artesanias recien compradas en la mano, cuenta que vino a La Paz para saber que había en la “Ruta de las Brujas”, de la que tanto le hablaron en Brasil. Ahora
Se observa los canastillos cargados de amuletos, las velas y talismanes a la venta, cada uno con una misión específica para la vida del comprador. 

Disfrutando su propia curiosidad, Roberta atiende a la explicación de Viviana, la dueña de la tienda. “Vendemos objetos de brujería, según la mirada occidental”, dice la mujer de pollera. 

“Son regalos que le damos a la Madre Tierra, ella nos devuelve bondades. Una de las ofrendas que más llevan los turistas y curanderos es ‘la mesa’, que nos cuida la salud, el trabajo, el amor. Es para quienes la suerte no le sonríe”, concluye.

La fiesta de rituales se extiende durante todo el mes de agosto, pero el 1, 15 y 30 son días señalados para la presentación de las mesas y los sacrificios en las apachetas y La Cumbre, camino a Yungas.

Las ‘mesas’ son una mezcla de hierbas secas que se queman para atraer la buena suerte y los favores de la Pachamama, la Madre Tierra en la cultura aymara y quechua.

Existen dos tipos de mesas: las blancas y las coloridas (por los símbolos que contienen y es donde se colocan una serie de objetos como el coa, el titi y el killi,  amuletos de la buena fortuna, alcohol, para que no falten las bebidas espirituosas y el sullu, un feto de llama, para la abundancia, que es envuelto con papel dorado y plateado y luego cubierto con lana blanca o de colores.

No debe faltar una nuez. Cuando la semilla es descubierta, si sale en forma de sapo y es carnosa, es señal de prosperidad, si tiene otra forma, mejor prevenir pues es signo de mal augurio. 

Algunas mesas son preparadas a la vista del cliente. “La mayoría de los comerciantes tienen trabajos a domicilio y pedidos especiales, pero eso no significa que exista monopolio de los saberes ancestrales, sino que revela la necesidad y la dependencia que tiene la gente para creer en la Pachamama”, comenta la vendedora Lidia Acarapi.
Raíces, tallos, hojas, flores, musgos o cortezas se encuentran en la Calle de las Brujas en preparaciones de las que se dice curan toda clase de males. 

Los nombres de las plantas suenan a misterio: tojlolo, huairuro, curucuru, coa, huillca, lampaya, tillicoa, pupusa, tikacoa, aluzema, chijchipa, keakea, chachacoma, airampo, huirahuira... o unos espinos llamados amor seco.  

Pero si los nombres de las plantas en idioma aymara o quechua no son reconocibles, todos conocen las enfermedades que se supone que curan: cáncer, presión alta, gripe, diabetes, infecciones respiratorias, acné.

La “medicina natural”, que es como designan las supuestas brujas a sus pociones hechas con hierbas, se ha mezclado con la bioquímica y se ha lanzado al mercado usando nombres que combinan distintos idiomas y saberes. 

En la Calle de las Brujas, magia y artesanía andina se traducen en remedios para el cuerpo y el alma, para recordarnos un poquito de dónde venimos y orientarnos en el camino.



“Calle De Las Brujas” Es Una Ruta Mágica

La Paz - Bolivia.- La “Calle de las Brujas” es un lugar mítico y mágico que adorna el corazón de La Paz.
Es una de las rutas más visitadas por turistas de todas las nacionalidades que a diario llegan a la capital paceña en busca de nuevas experiencias e interesados en conocer la singular vía, cuya popularidad traspasó las fronteras no sólo del departamento, sino también del país.

Ubicación

Ubicada entre las calles Sagárnaga y Santa Cruz, la “Calle de las Brujas” seudónimo de la calle Linares representa para los paceños un sitio sin igual, debido a sus particularidades, desde centros nocturnos para turistas, restaurantes adornados con arte aymara o la presencia de vendedores ambulantes de artesanía colombiana, ecuatoriana o peruana.
Ésta acoge también, hace más de 50 años, a comerciantes que gracias al flujo de visitantes extranjeros vieron incrementar sus ventas. Hoy se hallan en el lugar galerías donde puede encontrarse artesanía a bajo precio o también a un alto costo; instrumentos de música; polleras; y, toda una variedad de artículos como tejidos a mano pertenecientes a la cultura aymara o tiwanakota.

Adivinos Del Futuro

Sus aceras cobijan a expertos en leer el futuro. Los kallawayas, yatiris o brujos andinos son quienes predominan en el lugar, incluso algunos de ellos llegaron a instalar “oficinas de atención al cliente” donde a través de la lectura del futuro con hojas de coca o simplemente naipes pueden generar de repente alegrías o tristezas entre sus clientes.
Nicolás Choque Marca, de 35 años, es uno de estos videntes que está de lunes a viernes en la popular calle Linares. Su ritual comienza a eso de las 9.30 de la mañana. Tiene 15 años de trabajo y el tiempo se encargó de perfeccionar su arte de leer la suerte en hojas de coca.
Él pertenece a la zona altiplánica del departamento de La Paz y cuenta que la profesión de ‘yatiri’ la cogió cuando tenía 12 años, después que su cuerpo soportará la descarga de tres rayos una tarde de lluvia cuando se encontraba en el campo junto a su padre. Desde allí, Choque dedicó su vida a la lectura de la suerte.

Cada sesión cuesta 10 bolivianos, un buen día de trabajo le genera una renta de 100 bolivianos. Uno malo, sólo reportará un ingreso entre 20 ó 30 bolivianos.

Amuletos De La Suerte


A 10 metros del lugar de trabajo del “yatiri”, está el puesto de venta de doña María A., ella junto a cinco familias se dedicó a la venta de amuletos para la suerte, brebajes mágicos, velas de distinto color y tamaño para atraer la suerte o eliminar brujerías. Fetos de llamas para la abundancia y una infinidad de plantas para curar enfermedades del alma o corporales decoran el ingreso a las pequeñas tiendas llenas de historia.
La “Calle de las Brujas” tiene en la calle Sagárnaga su complemento. Allí, los grandes negocios y las numerosas agencias de turismo le dan a esta vía una visión de modernidad fusionada con lo andino.