Calle De Las Brujas
Un Viaje Al
Misterio Andino
Introducción
La Paz es un escenario
de múltiples historias, donde el mito y la leyenda perviven en calles,
avenidas, zonas y lugares. Uno de estos escenarios místicos es el mercado de
Las Brujas, que comprende las calles Santa Cruz, Illampu, Linares y Sagárnaga.
En este mercado se encuentran todo tipo de amuletos y objetos tradicionales,
que pueden ser comprados como remedio para los males. Plantas curativas y
protectoras, artículos de lucha contra los malos espíritus presentes en la
cosmovisión aymara, así como fetos de llama usados para proteger las casas
nuevas, están todos en exposición y a la venta junto con otros objetos.
Historia
De La Calle De Las Brujas
A cuatro mil metros de altura, las ruinas de Tiwanacu desafían al
tiempo, mudo testigo de uno de los imperios más grandes de la humanidad.
El origen de esta ciudad y el recuerdo de su pasado distorsionan la
misteriosa desaparición de los llamados ‘hijos del Sol’.
Sin embargo, no todo ha muerto, ya que desde esa misteriosa tierra se
trasladaron hasta la metrópoli, junto con la fe religiosa del conquistador español,
las creencias y el misticismo del hombre originario de estas tierras, que hoy
se encuentran entrelazados en la llamada Calle de las Brujas, donde pervive aun
el culto a lo desconocido.
En una estrecha y empinada callejuela, empedrada y sin aceras,
formada por vetustas y deterioradas casas, esta situada la Calle de las Brujas,
en el casco antiguo de la ciudad de La Paz y a espaldas de la Iglesia de San
Francisco.
Una calle donde uno entra y viaja, a través de sus tiendas, por la
vida ancestral de los pueblos originarios. Visita sus culturas y costumbres,
herencia de generaciones pasadas.
Como un regalo a los sentidos, este tramo de la calle Linares huele a
devoción por la Pachamama, acaricia la vista con un universo de tentadores
tejidos y estampados artesanales, nos llena el alma con los sabores que ofrecen
cafés y restaurantes. Es la calle preferida por los turistas.
Como Roberta, una paulista que con su simpático ‘portugol’ y algunas
artesanias recien compradas en la mano, cuenta que vino a La Paz para saber que
había en la “Ruta de las Brujas”, de la que tanto le hablaron en Brasil. Ahora
Se observa los canastillos cargados de amuletos, las velas y
talismanes a la venta, cada uno con una misión específica para la vida del
comprador.
Disfrutando su propia curiosidad, Roberta atiende a la explicación de
Viviana, la dueña de la tienda. “Vendemos objetos de brujería, según la mirada
occidental”, dice la mujer de pollera.
“Son regalos que le damos a la Madre Tierra, ella nos devuelve
bondades. Una de las ofrendas que más llevan los turistas y curanderos es ‘la
mesa’, que nos cuida la salud, el trabajo, el amor. Es para quienes la suerte
no le sonríe”, concluye.
La fiesta de rituales se extiende durante todo el mes de agosto, pero
el 1, 15 y 30 son días señalados para la presentación de las mesas y los
sacrificios en las apachetas y La Cumbre, camino a Yungas.
Las ‘mesas’ son una mezcla de hierbas secas que se queman para atraer
la buena suerte y los favores de la Pachamama, la Madre Tierra en la cultura
aymara y quechua.
Existen dos tipos de mesas: las blancas y las coloridas (por los símbolos que contienen y es donde se colocan una serie de objetos como el coa, el titi y el killi, amuletos de la buena fortuna, alcohol, para que no falten las bebidas espirituosas y el sullu, un feto de llama, para la abundancia, que es envuelto con papel dorado y plateado y luego cubierto con lana blanca o de colores.
Existen dos tipos de mesas: las blancas y las coloridas (por los símbolos que contienen y es donde se colocan una serie de objetos como el coa, el titi y el killi, amuletos de la buena fortuna, alcohol, para que no falten las bebidas espirituosas y el sullu, un feto de llama, para la abundancia, que es envuelto con papel dorado y plateado y luego cubierto con lana blanca o de colores.
No debe faltar una nuez. Cuando la semilla es descubierta, si sale en
forma de sapo y es carnosa, es señal de prosperidad, si tiene otra forma, mejor
prevenir pues es signo de mal augurio.
Algunas mesas son preparadas a la vista del cliente. “La mayoría de
los comerciantes tienen trabajos a domicilio y pedidos especiales, pero eso no
significa que exista monopolio de los saberes ancestrales, sino que revela la
necesidad y la dependencia que tiene la gente para creer en la Pachamama”,
comenta la vendedora Lidia Acarapi.
Raíces, tallos, hojas, flores, musgos o cortezas se encuentran en la
Calle de las Brujas en preparaciones de las que se dice curan toda clase de
males.
Los nombres de las plantas suenan a misterio: tojlolo, huairuro,
curucuru, coa, huillca, lampaya, tillicoa, pupusa, tikacoa, aluzema, chijchipa,
keakea, chachacoma, airampo, huirahuira... o unos espinos llamados amor seco.
Pero si los nombres de las plantas en idioma aymara o quechua no son
reconocibles, todos conocen las enfermedades que se supone que curan: cáncer,
presión alta, gripe, diabetes, infecciones respiratorias, acné.
La “medicina natural”, que es como designan las supuestas brujas a
sus pociones hechas con hierbas, se ha mezclado con la bioquímica y se ha
lanzado al mercado usando nombres que combinan distintos idiomas y saberes.
“Calle De
Las Brujas” Es Una Ruta Mágica
La Paz - Bolivia.- La “Calle de
las Brujas” es un lugar mítico y mágico que adorna el corazón de La Paz.
Es una de las rutas más visitadas
por turistas de todas las nacionalidades que a diario llegan a la capital
paceña en busca de nuevas experiencias e interesados en conocer la singular
vía, cuya popularidad traspasó las fronteras no sólo del departamento, sino
también del país.
Ubicación
Ubicada entre las calles
Sagárnaga y Santa Cruz, la “Calle de las Brujas” seudónimo de la calle Linares
representa para los paceños un sitio sin igual, debido a sus particularidades,
desde centros nocturnos para turistas, restaurantes adornados con arte aymara o
la presencia de vendedores ambulantes de artesanía colombiana, ecuatoriana o
peruana.
Ésta acoge también, hace más de
50 años, a comerciantes que gracias al flujo de visitantes extranjeros vieron
incrementar sus ventas. Hoy se hallan en el lugar galerías donde puede
encontrarse artesanía a bajo precio o también a un alto costo; instrumentos de
música; polleras; y, toda una variedad de artículos como tejidos a mano
pertenecientes a la cultura aymara o tiwanakota.
Adivinos
Del Futuro
Sus aceras cobijan a expertos en
leer el futuro. Los kallawayas, yatiris o brujos andinos son quienes predominan
en el lugar, incluso algunos de ellos llegaron a instalar “oficinas de atención
al cliente” donde a través de la lectura del futuro con hojas de coca o
simplemente naipes pueden generar de repente alegrías o tristezas entre sus
clientes.
Nicolás Choque Marca, de 35 años,
es uno de estos videntes que está de lunes a viernes en la popular calle
Linares. Su ritual comienza a eso de las 9.30 de la mañana. Tiene 15 años de
trabajo y el tiempo se encargó de perfeccionar su arte de leer la suerte en
hojas de coca.
Él pertenece a la zona
altiplánica del departamento de La Paz y cuenta que la profesión de ‘yatiri’ la
cogió cuando tenía 12 años, después que su cuerpo soportará la descarga de tres
rayos una tarde de lluvia cuando se encontraba en el campo junto a su padre.
Desde allí, Choque dedicó su vida a la lectura de la suerte.
Cada sesión cuesta 10 bolivianos,
un buen día de trabajo le genera una renta de 100 bolivianos. Uno malo, sólo
reportará un ingreso entre 20 ó 30 bolivianos.
Amuletos
De La Suerte
A 10 metros del lugar de trabajo
del “yatiri”, está el puesto de venta de doña María A., ella junto a cinco
familias se dedicó a la venta de amuletos para la suerte, brebajes mágicos,
velas de distinto color y tamaño para atraer la suerte o eliminar brujerías.
Fetos de llamas para la abundancia y una infinidad de plantas para curar
enfermedades del alma o corporales decoran el ingreso a las pequeñas tiendas
llenas de historia.
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