domingo, 23 de marzo de 2014

caminos magicos


Calle De Las Brujas

Un Viaje Al Misterio Andino 

 Introducción


La Paz es un escenario de múltiples historias, donde el mito y la leyenda perviven en calles, avenidas, zonas y lugares. Uno de estos escenarios místicos es el mercado de Las Brujas, que comprende las calles Santa Cruz, Illampu, Linares y Sagárnaga.

En este mercado se encuentran todo tipo de amuletos y objetos tradicionales, que pueden ser comprados como remedio para los males. Plantas curativas y protectoras, artículos de lucha contra los malos espíritus presentes en la cosmovisión aymara, así como fetos de llama usados para proteger las casas nuevas, están todos en exposición y a la venta junto con otros objetos. 

Historia De La Calle De Las Brujas 

A cuatro mil metros de altura, las ruinas de Tiwanacu desafían al tiempo, mudo testigo de uno de los imperios más grandes de la humanidad.  
El origen de esta ciudad y el recuerdo de su pasado distorsionan la misteriosa desaparición de los llamados ‘hijos del Sol’.   

Sin embargo, no todo ha muerto, ya que desde esa misteriosa tierra se trasladaron hasta la metrópoli, junto con la fe religiosa del conquistador español, las creencias y el misticismo del hombre originario de estas tierras, que hoy se encuentran entrelazados en la llamada Calle de las Brujas, donde pervive aun el culto a lo desconocido.  
En una estrecha y empinada callejuela, empedrada y sin aceras, formada por vetustas y deterioradas casas, esta situada la Calle de las Brujas, en el casco antiguo de la ciudad de La Paz y a espaldas de la Iglesia de San Francisco.

Una calle donde uno entra y viaja, a través de sus tiendas, por la vida ancestral de los pueblos originarios. Visita sus culturas y costumbres, herencia de generaciones pasadas.
Como un regalo a los sentidos, este tramo de la calle Linares huele a devoción por la Pachamama, acaricia la vista con un universo de tentadores tejidos y estampados artesanales, nos llena el alma con los sabores que ofrecen cafés y restaurantes. Es la calle preferida por los turistas.

Como Roberta, una paulista que con su simpático ‘portugol’ y algunas artesanias recien compradas en la mano, cuenta que vino a La Paz para saber que había en la “Ruta de las Brujas”, de la que tanto le hablaron en Brasil. Ahora
Se observa los canastillos cargados de amuletos, las velas y talismanes a la venta, cada uno con una misión específica para la vida del comprador. 

Disfrutando su propia curiosidad, Roberta atiende a la explicación de Viviana, la dueña de la tienda. “Vendemos objetos de brujería, según la mirada occidental”, dice la mujer de pollera. 

“Son regalos que le damos a la Madre Tierra, ella nos devuelve bondades. Una de las ofrendas que más llevan los turistas y curanderos es ‘la mesa’, que nos cuida la salud, el trabajo, el amor. Es para quienes la suerte no le sonríe”, concluye.

La fiesta de rituales se extiende durante todo el mes de agosto, pero el 1, 15 y 30 son días señalados para la presentación de las mesas y los sacrificios en las apachetas y La Cumbre, camino a Yungas.

Las ‘mesas’ son una mezcla de hierbas secas que se queman para atraer la buena suerte y los favores de la Pachamama, la Madre Tierra en la cultura aymara y quechua.

Existen dos tipos de mesas: las blancas y las coloridas (por los símbolos que contienen y es donde se colocan una serie de objetos como el coa, el titi y el killi,  amuletos de la buena fortuna, alcohol, para que no falten las bebidas espirituosas y el sullu, un feto de llama, para la abundancia, que es envuelto con papel dorado y plateado y luego cubierto con lana blanca o de colores.

No debe faltar una nuez. Cuando la semilla es descubierta, si sale en forma de sapo y es carnosa, es señal de prosperidad, si tiene otra forma, mejor prevenir pues es signo de mal augurio. 

Algunas mesas son preparadas a la vista del cliente. “La mayoría de los comerciantes tienen trabajos a domicilio y pedidos especiales, pero eso no significa que exista monopolio de los saberes ancestrales, sino que revela la necesidad y la dependencia que tiene la gente para creer en la Pachamama”, comenta la vendedora Lidia Acarapi.
Raíces, tallos, hojas, flores, musgos o cortezas se encuentran en la Calle de las Brujas en preparaciones de las que se dice curan toda clase de males. 

Los nombres de las plantas suenan a misterio: tojlolo, huairuro, curucuru, coa, huillca, lampaya, tillicoa, pupusa, tikacoa, aluzema, chijchipa, keakea, chachacoma, airampo, huirahuira... o unos espinos llamados amor seco.  

Pero si los nombres de las plantas en idioma aymara o quechua no son reconocibles, todos conocen las enfermedades que se supone que curan: cáncer, presión alta, gripe, diabetes, infecciones respiratorias, acné.

La “medicina natural”, que es como designan las supuestas brujas a sus pociones hechas con hierbas, se ha mezclado con la bioquímica y se ha lanzado al mercado usando nombres que combinan distintos idiomas y saberes. 

En la Calle de las Brujas, magia y artesanía andina se traducen en remedios para el cuerpo y el alma, para recordarnos un poquito de dónde venimos y orientarnos en el camino.



“Calle De Las Brujas” Es Una Ruta Mágica

La Paz - Bolivia.- La “Calle de las Brujas” es un lugar mítico y mágico que adorna el corazón de La Paz.
Es una de las rutas más visitadas por turistas de todas las nacionalidades que a diario llegan a la capital paceña en busca de nuevas experiencias e interesados en conocer la singular vía, cuya popularidad traspasó las fronteras no sólo del departamento, sino también del país.

Ubicación

Ubicada entre las calles Sagárnaga y Santa Cruz, la “Calle de las Brujas” seudónimo de la calle Linares representa para los paceños un sitio sin igual, debido a sus particularidades, desde centros nocturnos para turistas, restaurantes adornados con arte aymara o la presencia de vendedores ambulantes de artesanía colombiana, ecuatoriana o peruana.
Ésta acoge también, hace más de 50 años, a comerciantes que gracias al flujo de visitantes extranjeros vieron incrementar sus ventas. Hoy se hallan en el lugar galerías donde puede encontrarse artesanía a bajo precio o también a un alto costo; instrumentos de música; polleras; y, toda una variedad de artículos como tejidos a mano pertenecientes a la cultura aymara o tiwanakota.

Adivinos Del Futuro

Sus aceras cobijan a expertos en leer el futuro. Los kallawayas, yatiris o brujos andinos son quienes predominan en el lugar, incluso algunos de ellos llegaron a instalar “oficinas de atención al cliente” donde a través de la lectura del futuro con hojas de coca o simplemente naipes pueden generar de repente alegrías o tristezas entre sus clientes.
Nicolás Choque Marca, de 35 años, es uno de estos videntes que está de lunes a viernes en la popular calle Linares. Su ritual comienza a eso de las 9.30 de la mañana. Tiene 15 años de trabajo y el tiempo se encargó de perfeccionar su arte de leer la suerte en hojas de coca.
Él pertenece a la zona altiplánica del departamento de La Paz y cuenta que la profesión de ‘yatiri’ la cogió cuando tenía 12 años, después que su cuerpo soportará la descarga de tres rayos una tarde de lluvia cuando se encontraba en el campo junto a su padre. Desde allí, Choque dedicó su vida a la lectura de la suerte.

Cada sesión cuesta 10 bolivianos, un buen día de trabajo le genera una renta de 100 bolivianos. Uno malo, sólo reportará un ingreso entre 20 ó 30 bolivianos.

Amuletos De La Suerte


A 10 metros del lugar de trabajo del “yatiri”, está el puesto de venta de doña María A., ella junto a cinco familias se dedicó a la venta de amuletos para la suerte, brebajes mágicos, velas de distinto color y tamaño para atraer la suerte o eliminar brujerías. Fetos de llamas para la abundancia y una infinidad de plantas para curar enfermedades del alma o corporales decoran el ingreso a las pequeñas tiendas llenas de historia.
La “Calle de las Brujas” tiene en la calle Sagárnaga su complemento. Allí, los grandes negocios y las numerosas agencias de turismo le dan a esta vía una visión de modernidad fusionada con lo andino.

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